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sábado, 8 de mayo de 2010

Para quitarse el sombrero

Felicitades Antonio, me permito copiar tu artículo por si conseguimos que llegue a más Romeros de la Virgen de la Cabeza.

Está claro que amar a su tierra no es una de sus virtudes -o defectos-. Eso es algo que ya intuí cuando leí su columna, en El Mundo en su edición de Andalucía, titulada El andaluz acervezado. Mi opinión sobre la misma la dejé bien clara el pasado 31 de enero, no obstante ayer encontré que un nuevo texto suyo provocó una oleada de lectores del artículo de este blog en cuestión: Luis Miguel Fuentes, ese indigno andaluz. Y es que en torno a este señor gira la polémica.

Repito: está claro que amar a su tierra no es una de las virtudes -o defectos- de Luis Miguel Fuentes, informático licenciado pero periodista de “profesión”. Como no fue suficiente lo que escribió el 17 de enero en el diario que dirige Pedro J. Ramírez, el 26 de abril dedicó una fantástica y detallista columna a otras cuestiones ligadas con Andalucía. El título no podía ser otro que La consejera enviada por la Virgen. De esta forma, le metía caña a la Junta, gobernada por el PSOE, y al catolicismo, fe que parece ser no profesa y además no respeta.

Pero no lo digo yo. El enlace lo tienen ahí, por lo que cada cual podrá crearse su propia opinión. Aunque eso sí, les lanzaré una serie de perlas referentes a la columna de la que hablamos. Comienza con La feria eterna, en la que arremete contra Modesto Barragán, al que señala como “animador turístico” -profesión más que respetable y honrosa, como cualquier otra- o “posadero jefe de esta tierra”. El delito que ha cometido el bueno del actual presentador de Andalucía Directo, de Canal Sur, es simplemente ese: presentar Andalucía Directo y hablar en puro gaditano.

Sin embargo, no tenía suficiente con atacar a Barragán, sino que había de arremeter contra todo lo andaluz. “Los acontecimientos en Andalucía se reducen a esa mudanza de un sarao a otro, esa ristra de verbenas y ese collar melonero de fiestas [...]”, y pongo los puntos suspensivos porque los errores sintácticos dañan al que se precie como PERIODISTA, que sus cinco años le cuesta serlo.

Pues sí, Andalucía es una feria continua, en la que los patios cordobeses no tienen un significado histórico y en la que las Romerías como la almonteña de Nuestra Señora del Rocío no cuentan con sentido religioso alguno. No le vendría mal unas cuantas lecciones por parte de Antonio Burgos a Luis Miguel Fuentes, que desconoce que la fiesta de los patios, en Córdoba, tiene poco alcohol y sí muchas flores, cal de pared y trabajo de vecinos y vecinas. Todo ello en rincones, testigos mudos de la vida y persistencia en los siglos, que embelesan ahora como lo hacían en épocas andalusíes -tiempos remotos, vaya-.

Y de Romerías va la cosa, porque obviaré otros muchos comentarios en esa primera parte de su columna -La consejera enviada por la Virgen, recuerdo- para ceñirme a una cuestión muy concreta. Es una lástima, pues atrás quedan críticas como “a mí me cuesta trabajo distinguir los meses y las fiestas cuando están ahí sin descanso la copla, el fandangueo, las cabalgatas y balcones de la raza, las guitarras colgadas a nuestro costado como jamones de pobre [...]”, referida ésta a las tradiciones andaluzas, que sigue Canal Sur, no siempre con el mismo acierto.

Si bien quiero acercarme a la segunda parte de la columna del señor Fuentes, con fecha de 26 de abril de 2010, no me gustaría dejar de criticar un comentario más de La feria eterna. “Aquí sólo tenemos el color de los lunares y el domingo en estampida del pueblo, que es siempre el mismo, cojan el día, el santo o la fiesta que cojan”. Está claro, y no hace falta decir mucho más, que este caballero odia todo lo que tenga que ver con la raigambre de su tierra. No quedaría que conociera el buen hombre la razón por la que se celebra cada festividad, ya que en Semana Santa no hay ferias, y éstas tienen un sentido mucho más histórico que festivo, aunque en nuestros días, y eso sí es cierto, se ha perdido un tanto el norte y todo es un gran certamen de alcoholismo.

Ahora, a lo que vamos: El reino de Canal Sur. Así se titula la segunda parte del texto de Luis Miguel Fuentes, y está dedicado a la Romería de la Virgen de la Cabeza, la “Morenita”, de Andújar, provincia de Jaén. Allí donde los olivos curten la tierra y los hombre curten su vida, allí donde el aceite es oro de trabajo y el trabajo regala la salud de la oliva. Probablemente, también será un horripilante pecado que Miguel Hernández dedicara un poema a la tierra cayada y al aceitunero, que anda jodido tanto si trabaja, por lo duro, como si no, porque no tiene para llevarse a la boca.

Sí, toca hablar de Andújar, y de toda España, pues de todo el país llegan hermandades que veneran a la “Morenita”. Y antes de comenzar, conste que, y lo dejo claro, no soy un católico empedernido, critico a la Iglesia y no comparto todas las ideas del cristianismo, llevadas al extremo desde el Vaticano -pero ese es sólo mi punto de vista-. Mucho más allá: amante de la Semana Santa como soy, y del mayo cordobés, pero también de Cosmopoética o el Concurso de Agrupaciones de Carnaval de Cádiz, no me acerco a la copla o el flamenco, no me acerco a cualquier “jolgorio vestido de lunares”, como usted, señor Fuentes, lo denominaría.

Dicho esto, es patético, permitan que me tome tal licencia, afirmar lo siguiente de un grupo determinado de personas que siguen su fe sin dañar a nadie y en la libertad religiosa que confiere un Estado constitucionalmente aconfesional: “Gente trepadora por sus riscos y sus éxtasis, hombres con peto templario enamorados de una parihuela, una Virgen que es una vecina con la que se habla”. Ésta es la forma que tiene de comenzar Luis Miguel Fuentes, el informático metido a periodista, a hablar acerca de la Romería de la Virgen de la Cabeza, de Andújar, celebrada el pasado 25 de abril y retransmitida por Canal Sur.

Téngase en cuenta, además, que este 2010 es Año Jubilar, por lo que la “fiesta” en torno a la “Morenita” era mucho más especial. Sin embargo, para el señor Fuentes, los cristianos que acompañaron a su Virgen no eran más que “gente trepadora” y los trinitarios que la custodiaban “hombres con peto templario”. Pero ese es el inicio de un alarde de tolerancia y respeto, de educación elevada a la máxima potencia. No importa que uno sea amante o no de una idea o un motivo, ante todo hay que ser buen conciudadano.

“Canal Sur se ha arrodillado ante una montaña, se ha ungido de ese cristianismo pagano tan al uso aquí [...]”. Pagano, según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), viene a ser, en sus acepciones referidas a la religión, “idólatra y politeísta” o “infiel no bautizado”. De lo segundo queda claro que no se puede acusar a quienes estuvieron junto a la “Morenita” el domingo 25 de abril. ¿Idólatras y politeístas? La fe católica es, junto a la judía y la islámica, monoteísta, cuenta con un único Dios, que no es un ídolo, sino un Dios. Quizá si los buenos católicos aman vehementemente, mientras respetan a los que no lo hacen, a su Dios, entonces sí que tengan algo de idólatras.

En esas estamos, con una discusión abierta sobre paganismo, algo que proviene de las clásicas Roma y Grecia, y que hoy se utiliza de mala manera, cuando surgen otros fantásticos comentarios al respecto de la Romería. “¿Hay gente en Andalucía que habla como los indios mapuches?”, eso por exacerbar su fe una bordadora de la Virgen de la Cabeza. Aparte, no sé qué tendrá de malo ser indio mapuche, si con casi total seguridad éste amará mucho más lo suyo que nosotros.

Pero lo mayor tiene que llegar, y en breve resumen va: “Ya no me indigna que seres humanos pensantes y adultos digan estas cosas, ni que se exalten pensando en el hecho de sostener con sus manos mortales e indignas a “la Reina de los Cielos, la Reina de la Tierra y la Reina de todos los hombres” […] No, ante esto ya sólo me concedo un segundo de tristeza y, eso sí, luego reclamo mi distancia y mi sedición de ese primitivismo que aún vence y aún se atreve a meternos en su infantil idolatría”. Luis Miguel Fuentes dixit.

Estimado caballero, sepa usted que: cada cual es libre de pensar y expresarse cómo desee, en la Constitución viene escrito y sin la Ley “madre” la tolerancia lo marca; las manos mortales e indignas, desde la fe católica, han de apoyarse, que no sostener, a su Madre -y lo afirmo desde mi cristianismo “despótico”, en el que un día creo y otro no-; no se indigne pero concédanos a los demás disfrutar con lo nuestro y decirle que hay formas y formas, maneras de criticar y otras de despotricar; tome distancias de todo cuanto odia con sabor andaluz, deje a las gentes de esta tierra en paz y armonía, pero, sobre todo, no les llame primitivas ni infantiles.

Y habla de primitivismo, usted que demuestra poco de homo sapiens y bastante de homo “plumis facilus”, o lo que en castellano viene a ser: tipo de insulto gratuito. Es ahí donde cae en la zozobra la tolerancia, el respeto, la educación, y es cuando ha uno de lamentarse. Si encima tenemos en cuenta que Micaela Navarro politizara la colocación de un ascensor en la cuesta que lleva al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, con el fin de salvar los escollos para las personas con minusvalías, ya entonces es normal que se insulte por permitir a “los fieles impedidos o cansados” que puedan estar junto a su Virgen.

En definitiva, se ha terminado por lucir, señor Fuentes. De ahí que las hermandades que veneran la imagen de la “Morenita” se hayan echado las manos a la cabeza, como ya hicieron, hacen y harán muchos andaluces al leer su Somos zapping. Y es que para criticar la programación de Canal Sur, que tiene mucho por donde darle, no es necesario atacar costumbre, tradición, ni fe alguna. Menos aún cuando esa raigambre representa a un pueblo. Ese es el andaluz, orgulloso de serlo y luchador para que lo consideren. Pero ojo, que dicen que es de sabios rectificar... cuando menos disculparse sin aceptar lo que no se comparte.

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